- 8 tomates
- 1 manojito de albahaca
- 80 g de piñones pelados
- 200 g de queso fresco
- 150 g de queso parmesano rallado
- 1 diente de ajo
- 4 cucharadas de aceite de oliva extra
Lavamos y secamos los tomates. Cortamos la parte superior y retiramos la pulpa con una cucharilla, con cuidado de no romperlos; reservamos lo que hemos retirado. Los dejamos sobre una fuente, con el corte hacia abajo, durante 20 o 30 minutos, para que suelten el agua.
Cortamos el queso fresco en daditos, mezclamos con la pulpa de los tomates picada y añadimos el pesto. Salpimentamos el interior de los tomates y rellenamos con la preparación anterior. Espolvoreamos con el resto del parmesano y gratinamos hasta que el queso se funda y la superficie se dore.
Qué aproveche!!!